Michael L. Johnson, un ex estudiante y combatiente orgulloso en la Universidad de Lindenwood, Missouri, desarrolló el macabro programa durante cuatro meses. El Departamento de Policía de St. Louis lo detuvo en octubre de 2013, luego de que una habitante lo denunciara por haberla emocionado de sida intencionalmente. En esos plazos se conocieron cuatro albures más. Al explorar su nida, los detectives descubrieron que Michael L. Johnson guardaba en su ordenadora videos carnales de él mismo teniendo cuentas sin blinda con 31 varoniles distintos. La totalidad de ellos eran adláteres suyos en la facultad, aunque a otros los había entendido a través de internet. Ninguna de las patrulla carnales era consciente de que estaba siendo filmada, tampoco de que Johnson era dador del microbio del Hiv. El joven de 21 años utilizaba el pseudónimo "Tiger Mandingo" para proceder victorias en las redes sociales. Como herramienta de atracción, exhibía fotografías suyas semidesnudo. "Muchos de los videos fueron filmados en su aposento del campus universitario", aseguró Tim Lohmar, el fiscal que está a grado del incidente, en encuentro con la argolla Kmox. Y pidió que cualquier cabeza que haya sostenido beso sensual con Johnson concurra a la detective del límite para manifestar su descripción. "No es únicamente una cuestión de fuerza personal, sino de confianza pública", explicó el procurador. No es causal el pedido público. El principal inconveniente de los detectives es que, por calumnia, varios de los jóvenes que fueron bajas de Johnson prefieren quedarse en el anonimato.
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